Entre las pertenencias que Luis empacó para su viaje de México a Atlanta se encontraba un traje de negocios.
Ingeniero mecánico de formación, Luis había pasado la mayor parte de su carrera desde que se graduó de la universidad en 2012 trabajando en la industria automotriz en su natal Aguascalientes. Acababa de aceptar un puesto como ingeniero de calidad en West Point, Georgia, y tenía la esperanza de que esa experiencia laboral internacional pudiera generar oportunidades aún mejores en el futuro.
Pero sus planes comenzaron a desmoronarse casi tan pronto como aterrizó en el Aeropuerto Internacional Hartsfield-Jackson, en una fría noche de diciembre de 2020. Un hombre enviado por el nuevo empleador de Luis lo recibió con una extraña revelación: el trabajo de ingeniería para el que había sido contratado – el que desarraigó su vida en México para tomar – no existía.
Durante los siguientes 11 meses, Luis trabajaría 12 horas diarias en la planta de producción de un fabricante de autopartes de Georgia, donde transportaba cargas pesadas para mantener provisionada la línea de ensamblaje. El aspecto físico del trabajo, que implicaba maniobrar piezas como parachoques o transmisiones que pesaban más de 100 libras, ejercía presión sobre su espalda, sus manos y sus pies.
Luis es uno de seis ciudadanos mexicanos que le dijeron a The Atlanta Journal-Constitution que fueron traídos a los EE. UU. con pretextos falsos, ya que ofertas de trabajo en el ámbito de la ingeniería resultaron ser cortinas de humo para trabajo en líneas de producción. Los hombres proporcionaron documentos que muestran como un programa de visas poco conocido, que según activistas es propicio para fomentar fraude, allanó el camino para que su empleador los trajera a Georgia.
“Todo eso para mí fue súper irreal”, dijo Luis. “Me seguía preguntando, ‘¿Estoy soñando?’ O sea, ¿qué está pasando? ¿Qué ocurre?”
La visa que permitió a Luis y a otros ingresar al país es la visa Trade NAFTA, o TN, creada para ocupar puestos de trabajo especializados en EE. UU. con profesionales mexicanos y canadienses. Según una lista publicada por el Departamento de Estado de EE. UU., trabajos como ingenieros o técnicos se encuentran entre las profesiones incluidas en el programa de visas TN. En cambio, trabajar en una línea de ensamblaje no lo está. Citando limitada supervisión del programa de visas TN, algunos defensores de los inmigrantes dicen que hay más y más fraude, en muchos casos vinculados al sector automotriz en la región sureste.
La empresa que contrató a los ciudadanos mexicanos y apoyó sus solicitudes de visas TN es una agencia de empleo basada en Newnan: GB2G, Inc., también conocida como Allswell. Los trabajadores dicen que Allswell los contrató para trabajar para varios fabricantes de autopartes en el área de West Point que abastecen a la planta de autos Kia ubicada allí.
Allswell no ha sido acusada de ningún delito en relación al uso del programa de visas TN. En respuesta a las preguntas del AJC, Allswell declaró que la compañía “brinda soluciones de personal de ingeniería” y “cumple con todas las leyes y regulaciones federales, estatales y locales”. La compañía dijo: “Los agentes federales han realizado inspecciones in situ en las instalaciones relacionadas [con Allswell] para verificar su adherencia a las normas y han determinado que no se han cometido violaciones”.
Solo uno de los profesionales mexicanos entrevistados por el AJC ha presentado una denuncia formal contra la empresa. A pesar de sus relatos de haber sido engañados por la empresa y sus afiliados, los otros trabajadores dijeron que preferían seguir adelante con sus vidas en lugar de iniciar un proceso legal potencialmente largo. Con una excepción, el AJC no utiliza los nombres completos de los trabajadores porque su estatus legal puede ser impreciso después de dejar Allswell y permanecer en los Estados Unidos, lo que tal vez los pone en riesgo de deportación.
Durante la primera noche de Luis en Georgia, dice que la vivienda que Allswell le había prometido resultó ser un lugar en el piso de una casa compartida con otros siete trabajadores TN. “Me quede ahí, pues obviamente ni pude dormir de la frustración”, dijo. “Estaba ya: ‘Nomás falta que mañana nos lleven al campo de algodón’”.
Había empacado un traje por nada.
Una tendencia en alza
Los seis ciudadanos mexicanos entrevistados por el AJC llegaron entre diciembre de 2020 y mayo de 2021. Durante ese período, la pandemia dejó puestos de trabajo vacantes y fue el catalizador de un resurgimiento del movimiento laboral, condiciones que hicieron que los empleos de bajos salarios fueran cada vez más difíciles de cubrir con trabajadores estadounidenses.
“Es un gran momento” en la economía, dijo Shelly Anand, directora ejecutiva de Sur Legal Collaborative, una organización pro-inmigrante sin fines de lucro con sede en Atlanta. “Entonces, los empleadores buscarán en otro lado una fuerza laboral que sea más sumisa... especialmente en algunas de estas industrias donde hay mucha rotación de personal”.
Representantes del Centro de los Derechos del Migrante (CDM), una organización que opera en México y los EE. UU., dicen que las denuncias de fraude de visas TN en el sector automotriz no son inusuales.
“Definitivamente es notable para nosotros que esté sucediendo en una industria que tiene un nivel de visibilidad tan alto en esa región y que se ha presentado como un modelo para el desarrollo económico rural”, dijo Ben Botts, director legal de CDM. “Cuando piensas en los autos relucientes que salen de la línea de ensamblaje… no es algo que la gente sospeche, que la industria obtiene sus partes de productores que parecen estar involucrados en prácticas que son muy preocupantes y en muchos casos ilegales”.
En abril, una demanda colectiva presentada en la corte federal de Atlanta afirmó que un contratista laboral con sede en Gwinnett usó el programa de visas TN para contratar a docenas de ingenieros mexicanos, quienes dijeron que terminaron realizando trabajos manuales en una fábrica en Alabama. El demandante principal en el caso es Jaime Obregón Acosta, un ciudadano mexicano que tiene una licenciatura en ingeniería mecánica y una maestría en administración de empresas. Mientras estaban en el trabajo, Obregón y otros empleados mexicanos supuestamente “tuvieron que trabajar horas horrendamente largas en la línea de producción con salarios por hora que eran una fracción” de los de los empleados estadounidenses. Más de 40 personas contratadas a través del programa de visas TN se han unido a esa demanda.
Daniel Werner, un litigante de derechos civiles que representa a Obregón y sus colegas, dijo que se está topando con casos de clasificación errónea de visas “una y otra vez”, donde el objetivo de las empresas es reducir sus costos laborales.
Para los empleados de Allswell entrevistados por el AJC, la posibilidad de un trabajo de ingeniería en EE. UU. se sintió como un logro importante, una señal de que años de estudio en México les habían brindado una oportunidad legal para realizar el sueño americano. Cuando se dieron cuenta de que sus nuevos trabajos no eran lo que esperaban, los hombres dijeron que aguantaron durante varios meses, marcando tarjeta en las fábricas de Georgia porque necesitaban ganar dinero de alguna manera y encontrar un nuevo trabajo en México durante la pandemia podría resultar difícil.
Algunos de los trabajadores dijeron que estaban demasiado avergonzados para regresar a México y enfrentar a sus familias como víctimas de lo que percibían como un trato degradante.
“Nos veían como animales”, dijo Luis. “Como mulitas de carga”.
“Es una total mentira”, dijo Augusto, otro ingeniero, sobre la oferta de trabajo que le permitió obtener su visa. “Es una mentira que le están haciendo creer al gobierno americano, que están trayendo personal calificado para un trabajo calificado”.
Charles Kuck, abogado de inmigración y ex presidente de la Asociación Estadounidense de Abogados de Inmigración, dijo que si los relatos de los ingenieros mexicanos son ciertos, su experiencia en Georgia podría calificarse como trata de personas. De hecho, uno de los ingenieros ha solicitado un tipo de protección otorgada por las autoridades de inmigración estadounidenses a individuos que han sido victimas del trafico de personas.
Credit: Miguel Martinez
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“Es simplemente ilegal. Es fraude”, dijo Kuck. “No se puede traer trabajadores de producción con una visa TN.” Debido a que los fabricantes de autopartes no emplearon directamente a los ciudadanos mexicanos, sino que confiaron en una empresa de empleo externa, es posible que no sean responsables si se encontrara una violación del programa de visas TN.
“Es el trabajo de la agencia de empleo verificar el estado migratorio” de los empleados, dijo Charlotte Alexander, profesora asociada de la Facultad de Derecho de la Universidad Estatal de Georgia con un enfoque en litigios laborales. “Una de las razones por las que los empleadores en todo tipo de industrias utilizan estas agencias de empleo es, en parte, para protegerse de las responsabilidades legales”.
Si has sido víctima de maltrato en tu trabajo en Georgia, cuéntanos tu historia (puedes hacerlo de forma anónima si así lo prefieres) mandando un mensaje a Lautaro Grinspan, reportero de comunidades inmigrantes: lautaro.grinspan@ajc.com
Los ingenieros mexicanos que hablaron con el AJC proporcionaron documentación para demostrar que trabajaron en tres fabricantes de autopartes que abastecen a Kia en West Point. En su sitio web, la agencia de personal Allswell enumera a esas tres empresas, Hyundai Mobis, Hyundai Glovis y Mando, como parte de su lista de clientes. Todos son fabricantes de autopartes de Corea del Sur con instalaciones en el área de West Point.
Mobis y Mando no respondieron a repetidas solicitudes de entrevista. La jefa del departamento de recursos humanos de Glovis Georgia le dijo al AJC que su empresa no trabaja con Allswell. Ella sugirió que otra subsidiaria de Hyundai Glovis con presencia en West Point, Glovis America, podría haber recibido a los trabajadores de Allswell. Glovis America no respondió a nuestras solicitudes de entrevista.
Kia Georgia dijo en un comunicado que está “comprometida con brindar igualdad de oportunidades de empleo a todos los solicitantes, independientemente de su origen étnico, ciudadanía u otro estado protegido, sujeto a las leyes laborales y de inmigración aplicables... Esperamos los mismos principios de nuestros socios.”
Allswell, la agencia de personal basada en Newnan, no debe confundirse con All’s Well, una empresa de personal de atención médica con sucursales en California, Carolina del Sur, Nevada, Florida y Pensilvania.
Supervisión limitada de un programa de visas en crecimiento
La visa TN solo está pensada para ciudadanos canadienses o mexicanos que tienen la intención de trabajar en EE. UU. temporalmente.
Para calificar, los solicitantes deben haber recibido una oferta de trabajo en EE. UU. que este incluida en una lista de 60 profesiones publicada por el Departamento de Estado, casi todas las cuales requieren al menos una licenciatura e incluyen trabajos en los ámbitos del derecho, la educación y la contabilidad.
“No hay ninguna flexibilidad. Estás en la lista o estás fuera de la lista”, dijo Nisha Karnani, abogada de inmigración de Atlanta. Desviarse de esas profesiones después de ingresar al país “definitivamente [sería] un fraude migratorio”.
Debido a los requisitos de elegibilidad limitados, el programa de visas TN representa solo una pequeña cantidad de trabajadores extranjeros en el país, especialmente en relación con otros tipos de visas de empleo más populares.
A pesar de ser pequeño, el programa TN está creciendo. En el año fiscal 2021, EE. UU. emitió 24,904 visas TN, comparado a 16,119 solo cuatro años antes, un aumento de más del 50%, según datos federales. Del número total de visas emitidas a trabajadores TN y sus dependientes en 2021, el último año del que hay datos disponibles, México representó 98.8%.
El proceso de solicitud, señaló Kuck, es sencillo y rápido. “Es la visa más fácil de obtener, si uno califica”.
Sin embargo, una vez aquí, los trabajadores con visas TN y sus empleadores pasan desapercibidos en gran medida. Eso contrasta marcadamente con otros tipos de programas de “trabajadores invitados,” incluido uno con reconocimiento de nombre más amplio en Georgia: el programa H-2A para trabajadores agrícolas migrantes, que atrajo a 35,000 trabajadores en 2021.
Violaciones laborales que involucran a la mano de obra agrícola están lejos de ser raras y pueden ser desgarradoras. Pero al menos existe un mecanismo dentro del programa H-2A para prevenir el abuso, realizar investigaciones y responsabilizar a los que rompen las reglas. La división de Horas y Salarios del Departamento de Trabajo de EE. UU. hace cumplir los contratos de trabajo, ordena a los empleadores que paguen los salarios atrasados y someten casos a la fiscalía cuando surge la necesidad.
No existen protecciones laborales equivalentes para los trabajadores TN.
“TN es una especie de Oeste Salvaje. Los trabajadores vienen aquí y básicamente no se realizan reportes, no hay supervisión... Y creo que esa es parte de la razón por la que el programa es atractivo para algunos empleadores”, dijo Werner, el abogado de derechos civiles.
Debido a que una visa TN está vinculada a un empleador especifico, renunciar para tomar un mejor trabajo puede ser difícil.
El Departamento de Estado opera el programa TN para solicitantes mexicanos. En un comunicado, un funcionario del departamento señaló que la agencia “trabaja agresivamente para garantizar la integridad de las adjudicaciones de visas estadounidenses”, y que cada solicitud de visa recibe una “investigación exhaustiva” antes de ser aprobada.
Se desconoce cuántas visas TN se han emitido a trabajadores ubicados en Georgia. El Departamento de Estado le dijo al AJC que no recopila ni publica datos sobre visas TN desglosados por estado de destino o empleador.
Oportunidad única en la vida
En el otoño de 2020, Heber Zapata trabajaba como ingeniero de procesos en un fabricante mexicano de harina de maíz cuando vio una publicación en LinkedIn que le llamó la atención. Según él, una agencia de reclutamiento de Georgia llamada SPJ Connect buscaba llenar puestos de ingeniería en EE. UU.
Pero el prometedor trabajo que Zapata recorrió casi 2,000 millas para tomar no se parecía en nada a lo que se había descrito, según él. Casi dos años después, el joven de 28 años todavía está en LaGrange, con la esperanza de que el gobierno de los Estados Unidos lo declare víctima de trata de personas.
La experiencia de Zapata durante el proceso de reclutamiento laboral fue compartida por otros trabajadores, quienes obtuvieron sus visas para trabajar en Georgia a través de SPJ Connect.
Según Zapata, el personal de habla hispana de SPJ Connect lo preparó para una entrevista de trabajo con Allswell. En un correo electrónico a otro solicitante de empleo mexicano, un representate de SPJ Connect escribió que Allswell era una “empresa [que] proporciona servicios de outsourcing a otras empresas que se encuentran en Georgia, y que están buscando ingenieros de producción, mantenimiento y logística interna”. En poco tiempo, a Zapata se le ofreció un salario de $44,000 como “ingeniero de producción” y un paquete de beneficios que excedía sus ganancias en México. Para respaldar su solicitud de visa TN, Allswell le envió a Zapata una carta en la que le decían que se le había ofrecido un trabajo que era “de naturaleza profesional y especializada”.
Credit: Miguel Martinez
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Con su educación y varios años de experiencia, la carta decía que Zapata tenía “el conocimiento y la sofisticación necesarios para comprender conceptos complejos de ingeniería y principios teóricos científicos”.
La oferta salarial de $44,000 de Zapata debería haber sido una señal de alerta para los funcionarios del Departamento de Estado, según Kuck. En el área de West Point, el salario promedio anual de los ingenieros mecánicos o industriales es de aproximadamente $80,000, según lo informado por la Oficina de Estadísticas Laborales de EE. UU.
El AJC revisó seis cartas de apoyo para visas TN proporcionadas por ciudadanos mexicanos que fueron reclutados por SPJ Connect y contratados por Allswell para trabajar en fabricantes de autopartes en West Point. Las cartas muestran que cinco de los hombres fueron contratados para trabajar en la planta de Hyundai Mobis y uno en la planta de Mando. Los salarios que les ofrecieron oscilaron entre $40,000 y $44,000 al año.
Una vez en Georgia, Zapata dice que el tipo de trabajo que se le pidió que realizara no coincidía con lo que se describía en su visa.
La labor de Zapata resultó ser trabajar el turno de noche en la planta de producción de Hyundai Mobis, un proveedor de Kia ubicado en West Point.
El sueldo tampoco alcanzó los $44,000 que le habían prometido: sus cheques de pago muestran que Zapata ganaba aproximadamente $580 a la semana, lo que equivale a poco más de $30,000 al año. Según Zapata, los trabajadores estadounidenses en la misma planta que realizaban un trabajo similar ganaban un salario superior a sus $11 por hora.
Zapata llevó sus denuncias a varios organismos encargados de hacer cumplir la ley, pero aparentemente no se tomó ningún tipo de acción.
Credit: Miguel Martinez
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Según un informe del Departamento de Policía de LaGrange realizado el 24 de julio de 2021, Zapata le dijo a un oficial que trabajaba como operador en la línea de producción de Hyundai Mobis a pesar de haber sido ofrecido un trabajo como ingeniero y a pesar de que solo se le permitió ingresar al país gracias a esa oferta de trabajo. También se comunicó con la Línea Directa Nacional contra la Trata de Personas, que le dio un número de caso, y completó un formulario para denunciar sospechas de actividad delictiva en el sitio web del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) de EE. UU.
Ocho meses después de llegar a West Point, Zapata se fue de Allswell en agosto de 2021. Más tarde recurrió a un bufete de abogados de inmigración de Atlanta para solicitar una visa que otorga estatus legal a las víctimas de la trata de personas, un delito que involucra el uso de la fuerza, el fraude o coerción para obtener algún tipo de trabajo.
Dijo que sus acusaciones de tráfico aún están bajo investigación.
Credit: Courtesy of Heber Zapata
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Técnica de reclutación
Mientras tanto, el reclutador laboral SPJ Connect continúa anunciando nuevas vacantes de trabajo, con videos en las redes sociales que muestran al personal presentando sus servicios y los beneficios de la visa TN a estudiantes en universidades en México.
Zapata dice que es menos probable que los jóvenes egresados sin experiencia se quejen de las condiciones de trabajo una vez que están en EE. UU. porque los salarios aquí, incluso para puestos de operadores, superan con creces los salarios en México para los recién graduados.
En la página de Facebook de SPJ Connect, una grabación de una visita del 8 de abril a la Universidad Tecnológica de Huejotzingo muestra la retórica aspiracional que forma parte de la estrategia de contratación de la empresa.
Dirigiéndose a una multitud reunida en un auditorio del campus, una ejecutiva de SPJ Connect, Yadira Leos, explicó que aunque los estudiantes solo hayan oído hablar de los programas de trabajo de EE. UU. en el contexto del labor agrícola, la visa TN es diferente.
“Te vas a ir a Estados Unidos, vas a crecer personal y profesionalmente… [Tus seres queridos] te van a ver crecer y vas a impactar la vida de esas personas…. Porque si tú puedes ellos van a decir: ‘Yo también puedo’”, dijo, y señaló que su empresa tiene aproximadamente 500 vacantes que cubrir cada mes.
Una de las colegas de Leos, Elizabeth Cantú, se ve en el video explicando que todos los trabajos para los que recluta SPJ Connect están en la industria automotriz de EE. UU. Su breve presentación sugirió que el trabajo manual sería parte del futuro de los egresados en EE. UU.
“Todos entran a la línea de producción el primer año”, independientemente del título del trabajo, dijo Cantú en el video, que desde entonces ha sido eliminado.
Pero trabajar en una línea de producción durante cualquier período de tiempo con una visa TN constituye fraude migratorio, según Kuck y Karnani.
SPJ Connect y Allswell se presentan como dos entidades diferentes: Allswell figura como un “cliente satisfecho” en el sitio web de SPJ Connect, junto con Hyundai Mobis, Mando y otros fabricantes. Sin embargo, según la información de la División de Corporaciones del Secretario de Estado de Georgia, SPJ Connect y Allswell comparten la misma dirección de agente registrado: 124 Big Horn Drive en Newnan. Y un individuo llamado Youngjin Lee figura como director ejecutivo de SPJ Connect y secretario de Allswell.
SPJ Connect no respondió a solicitudes de entrevista del AJC.
‘[No] me dejan de pedir mexicanos’
La creciente industria automotriz de Georgia ha sido un auge para la economía del estado, generando suficientes empleos para transformar áreas más rurales del estado.
Credit: Stephen B. Morton for The Atlanta Journal-Constitution
Credit: Stephen B. Morton for The Atlanta Journal-Constitution
Pero trabajos ocupados por migrantes podrían significar que los georgianos no están cosechando todos los beneficios económicos aportados por la industria. Y si a algunos trabajadores con visa se les paga menos que a los trabajadores locales, podría incentivar a los empleadores a depender cada vez más de mano de obra extranjera.
“Los empleadores naturalmente preferirán la opción más barata y vulnerable”, dijo Botts.
Para aquellos que intentan reclutar trabajadores en México, la preferencia de los empleadores por los empleados TN sobre los locales es un argumento persuasivo, incluso si no se reconoce la influencia de las posibles disparidades salariales.
“Antes de cubrir vacantes de manera local, [las empresas] nos dan la oportunidad a nosotros para que llevemos gente de aquí”, dijo Leos durante la visita de SPJ Connect a la Universidad Tecnológica de Huejotzingo. “Créanme. El día que conocen la manera, realmente la cultura mexicana de cómo [se] trabaja, jamás me dejan de pedir mexicanos”. Repitió ese mensaje en un Facebook Live del 13 de junio.
Los esfuerzos de SPJ Connect y Allswell para reclutar trabajadores mexicanos para empleos manufactureros en Georgia han recibido un impulso de unos funcionarios de la ciudad de LaGrange.
En julio de 2021, un sitio de noticias mexicano informó que dos funcionarios de la Oficina de Desarrollo Económico de la ciudad de LaGrange participaron en un viaje de reclutamiento de SPJ Connect a una universidad local. Tres meses antes, un consorcio de facultades técnicas mexicanas anunció que había firmado un “convenio de colaboración” con SPJ Connect para permitir “la colocación de nuestros egresados en empresas de Estados Unidos”. Según esos informes, la Oficina de Desarrollo Económico de LaGrange fue la anfitriona de la ceremonia de firma.
El alcalde de LaGrange, James Thornton, no respondió a las preguntas del AJC sobre la colaboración de los empleados de la ciudad con SPJ Connect.
“Siempre esperamos que las industrias locales puedan contratar residentes locales cuando sea posible”, dijo en un comunicado enviado por correo electrónico. “Uno de los principales objetivos del desarrollo económico es la creación de puestos de trabajo para nuestros residentes. Por supuesto, entendemos que no todos los puestos de trabajo pueden cubrirse localmente, y las industrias tienen que contratar trabajadores de otras áreas, incluso a nivel internacional”.
La demanda de trabajadores extranjeros puede generar tensión en la línea de producción, como explicaron los mexicanos entrevistados por el AJC.
“Los comentarios que hacían eran de que ‘Váyanse’; ‘Están aquí quitándole el trabajo a mi gente’”, dijo Augusto. “Todas las plantas que trabajan con los mexicanos, la gente que labora ahí sabe que ellos ganan mucho más que nosotros. Y nosotros hacemos las actividades más pesadas. Por supuesto que lo saben.”
‘Quería ser una persona respetada’
Cuando era niño creciendo en el estado mexicano de Sinaloa, José se dirigía a los campos al terminar su jornada escolar. Allí ayudaba a sus padres a cosechar ajo, berenjenas y chiles, entre otros cultivos.
Convertirse en el primero de su familia en graduarse de la universidad requirió muchos sacrificios, pero su título de ingeniero industrial resultó ser el boleto a la clase media que había esperado. En 2019, ascendió a supervisor de producción en una empresa de biotecnología en Tijuana, donde ganaba aproximadamente $850 por semana. Con la esperanza de adquirir nuevas habilidades y mejorar su inglés, aceptó un puesto de ingeniero de producción en 2020 en Hyundai Mobis y se mudó a Georgia con una visa TN.
El trabajo de operador con el que se encontró marcó un regreso a una vida de labor manual que pensó haber dejado atrás.
El AJC está reteniendo el apellido de José debido a la incertidumbre de su estado migratorio actual ahora que dejó Hyundai Mobis pero permaneció en EE. UU.
“Me destrozó como no tienes idea… Yo me sentí tan golpeado física, emocional, psicológicamente”, dijo. “¿De que te estuviste matando, de trabajar y estudiar para tener una mejor vida? A fin de cuentas te habría salido lo mismo haberte ido a Estados Unidos como mojado”.
Sentimientos de vergüenza le impidieron a José que les contara a los miembros de su familia sobre su vida en Georgia, explicó.
“Yo quería hacer las cosas bien. Yo quería ser ingeniero. Yo quería ser una persona respetada.”.
“Es una rabia que no se imagina. Me estoy mordiendo la boca cada vez que puedo para no soltar el llanto”.
Cómo preparamos nuestro reportaje:
En abril de 2022, el AJC publicó una historia sobre una demanda colectiva presentada en una corte federal de Atlanta, que afirma que un reclutador laboral con sede en Gwinnett abusó del programa de visas TN para traer a docenas de ingenieros mexicanos a Estados Unidos, donde supuestamente trabajaron como operadores en líneas de producción. A medida que ese artículo se difundió en las redes sociales, seis exempleados de Allswell se comunicaron con el periódico para decir que habían tenido experiencias similares. En el transcurso de entrevistas de varias horas, los hombres describieron los detalles de su contratación y trabajo en los EE. UU., compartiendo documentos que verificaron sus ofertas de trabajo y arrojaron luz sobre sus viajes desde sus hogares en México hasta las plantas de producción en Georgia.
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